jueves, 28 de marzo de 2013

¿Mariano sabe dónde está Chipre?



Es una Economía en la que un 70% depende del sector servicios, y en concreto, del turismo.  Los principales socios comerciales del país son Grecia, Alemania, Reino Unido e Italia, con quienes intercambia más del 40% de sus productos (cítricos, patatas, medicamentos, cemento y prendas de vestir…) junto a Rusia (con muchos clientes particulares en sus bancos…).
La Libra Chipriota fue sustituida por el Euro como moneda oficial de la República de Chipre el 1 de enero de 2008.
Hace 5 años, Chipre  no era una potencia económica, pero tampoco estaba en crisis. El desempleo era reducido (apenas un 6%), con una inflación del 0,2%, y el país más o menos se valía por sí mismo en los mercados mundiales, ya que ganaba lo suficiente con las exportaciones y el turismo,  siendo además un  importante paraíso fiscal
Hasta que el  1 de enero de 2008, cuando Chipre se incorporó a la Eurozona., sucedió algo catastrófico: sus bancos  creyeron  que Europa , y Grecia pertenecía a la Eurozona, era un lugar seguro para invertir ¡!. Compraron Deuda Griega y concedieron muchos créditos para financiar una Inmensa Burbuja Inmobiliaria… ¿Les suena?
Curiosamente Islandia tiene una Economía de tamaño similar …
Los ciudadanos islandeses nunca entendieron la razón para tener que pagar a otros países, con sus impuestos, la negligencia de unos gestores bancarios…de un banco que el Estado tuvo que nacionalizar para evitar su quiebra!
Islandia priorizó su “Autosuficiencia Nacional” (es el título de un excelente artículo de Keynes) para recuperar su Economía.
Y la respuesta de Chipre a esta Crisis ha sido un desastre porque ya no tienen “su” libra chipriota y Europa (Alemania) no ha sabido tomar las decisiones adecuadas por su afán en mantener a este país en el Euro…y cobrar sus deudas...
Tal como plasmó Keynes en su “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”, de 1936, el análisis económico debía ser reconstruido para llevar los problemas agregativos a corto plazo al centro de la escena……porque “a largo plazo todos estaremos muertos”.
Y si salvar un país implica no pagar a otros…o abandonar el Euro para  corregir ERRORES…
Mariano, “Cuando veas las barbas de tu vecino pelar…”

Mark de Zabaleta

domingo, 17 de marzo de 2013

Maquiavelo, la Astucia en ¿Habemus Papam?



La publicación póstuma de “El Príncipe” (1531) de Maquiavelo (1469/1527) permitió crear una imagen muy sesgada sobre este “maquiavélico” filósofo…¿No le recomienda al príncipe que sea astuto como un zorro y feroz como un león en el ejercicio del poder?
Maquiavelo defendía la Astucia como remedio para salir del paso en periodo de Crisis y porque la defensa de Florencia (¿España?) justificaba batirse en armas contra los enemigos (¿Paro?).
La Astucia no es entonces solamente un proceso táctico o un instrumento de presión…siendo un dato esencial de las relaciones humanas y de la acción política.
…“esa Astucia libera a los pueblos, que pueden utilizarla para derrocar a los incapaces o a los déspotas cegados por su propia fuerza”…
Como dijo Rousseau, “fingiendo impartirles lecciones a los reyes, Maquiavelo ha impartido grandes lecciones a los pueblos”.
Para Maquiavelo la función prioritaria del político es la de atajar los conflictos y expresar opciones claras…¿marianas?
Es interesante comentar que según Maquiavelo los ciudadanos deben liberarse del yugo cristiano que les desvía de sus deberes y traba la libertad política del príncipe. Entre la Iglesia y el Estado, Maquiavelo escogió sin titubear: Hay que desarmar al Papa para rearmar al príncipe.
La política maquiavélica no debe considerarse una política sin moral. Es una moral que se adapta a la política y que, al liberarse de la religión, permite desarrollar la política moderna.
Han pasado 5 siglos y la Astucia de la Iglesia le ha permitido reinventarse. “Habemus Papam”…el “Emérito” y el “Elegido”. Este último, un joven dentro del “Frente de Juventudes” que se reunió en la capilla sixtina y que, tiene una complicada tarea por delante.


Mark de Zabaleta

viernes, 1 de marzo de 2013

El milagro “Suizo” de los panes y los peces



La multiplicación de los panes y los peces, es uno de los milagros de Jesús quien, con una pequeñísima cantidad de alimento, fue capaz de dar de comer a toda una multitud.
El suceso está contado seis veces en los Evangelios: los cuatro evangelistas describen la primera, en que cinco mil hombres son saciados con cinco panes y dos peces; Mateo el Apóstol y Marcos, además relatan la segunda en que cuatro mil hombres se alimentan de siete panes y "unos pocos pescados".
En el siglo XVI la reforma Calvinista  (en 1541 Juan Calvino prohibió usar ropa de lujo y artículos  de lujo ) propició la reconversión de los joyeros suizos en relojeros (ya en 1601 se crea el Gremio de Relojeros de Ginebra).
Para Calvino el éxito en los negocios era una evidencia de la gracia divina, suprimiendo la confesión y sustituyéndola por la máxima “Dios ayuda a quien se ayuda a sí mismo”.
Evidentemente, con estas ideas de base, los suizos estimaron que la banca era un negocio de éxito…ideal para alcanzar la salvación!
Y ya en el 1701 aparecieron en Ginebra los primeros Bancos Privados de familias como los Hottinger y Mirabaud…
Históricamente la gran diferencia entre la plaza financiera suiza y el resto de los Bancos del mundo era que allí se hacían menos  (o ninguna )  preguntas a los depositantes… y a cambio se les pagaban menos intereses. Aunque la cosa ha cambiado con las diversas legislaciones y compromisos internacionales…hecha la ley, hecha la trampa!
Resumiendo, era muy complicado hacer el milagro de los panes y de los peces en Suiza…hasta que llegó un español que, con gran sabiduría y acierto, consiguió multiplicar unos pocos cuadros y unas cuantas acciones hasta amasar una fortuna que, como decía Calvino, prueba el éxito en sus “negocios” y, como “Dios ayuda a quien se ayuda a sí mismo”…
¿Alcanzará la Salvación habiendo perdido la fe Mariana?

Mark de Zabaleta
Y empezaron un suculento en los negocios es una evidencia de la gracia divinal éxito en los negocios es una evidencia de la gracia divina