viernes, 25 de octubre de 2019

CETERIS PARIBUS ...




Con la perspectiva Neoclásica se analizaba el comportamiento de las unidades económicas que tomaban las decisiones (familias, empresas…), y este análisis puso la Microeconomía en un primer plano.
El ceteris paribus”(del latín: todo lo demás constante) de Marshall establecía que para analizar un problema económico se debe asumir que todo el resto de los factores permanecen constantes.
Si utilizásemos esta perspectiva, y aparcando todo lo negativo que implica una dictadura ¿podríamos comparar algunos datos económicos de manera independiente?
Si lo hacemos, podemos ver que los datos de 1975 (último año del franquismo) comparados con los actuales podrían dar mucho que pensar.
Un paro del 4% frente a un 24% actual…quede claro que la fiabilidad de las cifras es muy similar a la actual (las estadísticas eran del INEM en vez del SEPE…)
Un IVA del 2% frente a un 21% actual (ni existía IVA…)
La independencia de la política monetaria. España podía devaluar “su” peseta…ahora dependemos de Europa…
El crecimiento del PIB era del 7% frente a un 1,5 actual
El tema hipotecario era mucho más claro. Muchas hipotecas (siempre a tipo fijo) las pagaba la inflación. Y no había desahucios ni deudas eternas con los bancos…
Y los españoles se jubilaban con 65 años (sin tener que haber cotizado 35…)
Nuestra pertenencia al Euro se ha convertido en una “jaula de oro” que fue maravillosa al principio… pero que nos ha encarecido todo.
España e Irlanda tenían en 1975 la misma renta pér capita, y actualmente Irlanda tiene el doble que España.
Decía Groucho Marx: ¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?
Ceteris paribus…

Mark de Zabaleta

domingo, 20 de octubre de 2019

The Supremes y la Ley de Ockham




Cuando nos encontramos frente a un problema se dice que la explicación más simple es siempre la más adecuada. Muchos profesionales usan esta técnica, llamada navaja de Ockham, para solucionar un problema, o poder curar una enfermedad viendo sus síntomas.
El principio de parsimonia, mucho más conocido como Navaja de Ockham, se debe a Guillermo de Ockham, un fraile franciscano, filósofo y escolástico inglés del siglo XIV, oriundo de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey, Reino Unido.
Y ya saben ustedes el dicho: “Caga el Papa, caga el Rey y cagan los Jueces del Supremo, no sé ni cómo ni cuándo, no sé si duro o si blando, pero que cagan, lo sé…”
Pues parece que no. Ha habido unanimidad en que no. Lo más sencillo habría sido la solución. Pero no.
Ni Rolling Stones, ni Beach Boys, las Supremes fue el grupo que más números uno consiguió en Estados Unidos en los años 60, sólo por detrás de los Beatles.
Y las Supremes supieron utilizar la parsimonia para el éxito logrado entre 1964 y 1969, que no ha sido nunca superado. Pero cuando el grupo pasó a llamarse Diana Ross&The Supremes, ya comenzaron los rumores de la carrera en solitario de Diana Ross.
En noviembre de 1969 Diana Ross empezó su carrera en solitario, siendo su última actuación con el grupo en enero de 1970 en Las Vegas.
El grupo se mantuvo hasta 1977. En esta última época pasaron por Las Supremes nuevas componentes, aunque la única componente original que se mantuvo hasta el fin del grupo fue Mary Wilson. La grabaciones de Las Supremes, con y sin Diana Ross, continúan teniendo gran popularidad y son reeditadas constantemente.
¿No se podría haber hecho algo más simple?
Tras tener a alguien dos años fuera de la circulación ¿Es lo más razonable que sean muchos más?
¿No había sido ya una lección suficiente, un verdadero aviso a navegantes? Pues no.

Mark de Zabaleta




viernes, 11 de octubre de 2019

Puccini



Giacomo Puccini nació en el seno de una familia en la que muchos de sus miembros habían sido, desde el siglo XVIII, el maestro de capilla de la catedral de Lucca. Tras la muerte  de su padre, Giacomo, pese a no tener un gran talento musical, estaba destinado a seguir la tradición familiar, por lo que enseguida le pusieron a estudiar con su tío Fortunato Magi, ciertamente con pobres resultados…
Fue a la edad de quince años cuando el director del Instituto de Música de Lucca consiguió despertar su interés por el mundo de los sonidos. Puccini se reveló entonces como un buen pianista y organista cuya presencia se disputaban los principales salones e iglesias de la ciudad.
En 1876, escuchó en Pisa la ópera Aida de Verdi, y esto fue una auténtica revelación para él, y bajo su influencia, decidió dedicar todos sus esfuerzos a la composición operística, aunque ello implicara dejar la sacra tradición familiar. Sus estudios en el Conservatorio de Milán con Ponchielli, su maestro, le llevaron a componer su primera obra para la escena, una ópera en un acto estrenada en 1884, le Villi, con un cierto éxito.
Fue con su tercera ópera, Manon Lescaut, con la que Puccini encontró realmente su camino. El estreno de la obra supuso toda una consagración, confirmada por su posterior trabajo, La Bohème, uno de sus grandes logros. En 1900 vio la luz la ópera más dramática de su catálogo, Tosca, y cuatro años más tarde la famosa Madame Butterfly.
Su peculiar estilo estaba plenamente configurado. La tradición vocal italiana se integraba en un discurso musical fluido y continuo en el que se diluían las diferencias entre los distintos números de la partitura, al mismo tiempo que se guardaba un fondo de algunos temas recurrentes, como hacdía Wagner. Además añadía un personal e inconfundible sentido melódico en sus óperas, una de las claves de su gran aceptación entre el público.
Pero tras Madame Butterfly, Puccini inició una nueva etapa, caracterizada por conceder mayor importancia a la orquesta y por abrirse a armonías nuevas, en ocasiones en los límites de la tonalidad, que revelaban el interés del compositor por la música de Debussy.  El músico de Lucca quiso incluso renovar los argumentos de sus óperas, abogando por un mayor realismo.
Todo ello le llevó a que sus nuevas óperas, entre ellas las que integran Il Trittico no alcanzaran, pese a su calidad, el mismo grado de popularidad que sus obras anteriores. Su última ópera, la más moderna y arriesgada de cuantas escribió, Turandot, quedó inconclusa a su muerte…

Mark de Zabaleta

viernes, 4 de octubre de 2019

El Gran Hermano nos acecha ...




El pago con tarjeta ha ido poco a poco estableciéndose como algo habitual. Y muchas veces, “tirar de la tarjeta” ha permitido cuadrar muchos finales de mes.
Pero la tecnología evoluciona y ya han aparecido las criptomonedas (dinero virtual) y las redes de blockchain (registro de las operaciones efectuadas… como un notario virtual), además de todo tipo de sistemas para pagos vía app, el famoso bizum etc. con el móvil como “antigua chequera del banco”…
Y los bancos han visto el negocio. En un entorno de tipos de interés a “0” o negativos, hay que seguir ganando (mucho) dinero, y la clave está en reducir costes y aumentar comisiones.
Usted ya puede pagar los recibos desde su cajero, que puede leer el código de barras de lo que tiene que pagar y se lo pasan directamente a su cuenta. Incluso ya anuncian que también desparecerán estos cajeros (en los que hay que gastar para su mantenimiento operativo), como en su día cerraron muchas oficinas, para pagarlo todo desde un móvil.
Y las pocas oficinas que quedan en España irán cerrando, dejando muchos empleados en la calle para incrementar beneficios en las S.A. (Sin Alma) bancarias…
Al final, acabamos metidos en el Euro, que lo encareció absolutamente todo, y llegaremos a un imaginario euro que nos controlará absolutamente todo (cuanto cobramos, cuanto gastamos, dónde hemos estado, nuestras aficiones etc.)
En teoría se trata de “proteger” al ciudadano evitando el uso de dinero físico, y de paso se protege a las Entidades Financieras que crean todo este entramado virtual…
Pero ¿es realmente positivo todo esto? ¿Nos protegen o nos controlan? ¿Llegaremos a pagarlo todo con un móvil?¿Será seguro?
Ya saben aquello de “hecha la ley, hecha la trampa”, y es obvio que esto es aplicable a ese “idílico” mundo virtual. El único problema es que, ante una estafa virtual, ya no podrán ir a quejarse a una oficina, tendrán que llamar con su móvil a una tele operadora virtual que les indicará aquello de “si se trata de Bitcoin pulse 1, si se trata de Rippel pulse 2, si se trata de Ethereum pulse 3”…
Groucho Marx lo tenía claro: “Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cuatro años”

Mark de Zabaleta