viernes, 20 de diciembre de 2019

Europa nos pone en evidencia ...




La sentencia europea sobre la inmunidad parlamentaria de Oriol Junqueras ha dejado retratado al Tribunal Supremo español. Y, tanto la Sala de lo Penal que juzgó el procés como la Fiscalía que allanó la decisión del Supremo de saltarse esta inmunidad, han quedado como una justicia de pandereta en Europa …
Cuando Oriol Junqueras se presentó a las elecciones estaba dentro de la ley, porque sobre él no constaba en ese momento condena alguna. Estaba en prisión preventiva pero no había sido sentenciado. Además, fue autorizado por la Junta Electoral Central a ir en las listas y fue legalmente elegido. Evidentemente, tenía derecho a la inmunidad parlamentaria con la que cuentan todos los eurodiputados.
Pero España no es Europa, aunque queramos hacer el número europeísta, y lo ha demostrado. ¿Cabe hacer una reflexión sobre qué hacemos en Europa y plantear un SPAINEXIT?
Cuenta la mitología griega que Europa era una joven doncella fenicia, hija del rey de Tiro, de la que Zeus se enamoró locamente, para raptarla, transformado en toro blanco, e ir volando hasta la isla de Creta donde la hizo reina de la isla.
Pero hoy en día los griegos no están para estos gastos…y, evidentemente, tampoco los españoles.
Porque cada uno de los 751 diputados del Parlamento Europeo que salen de las urnas, y que trabajarán un máximo de 134 días al año, ganan 6.200 Euros netos al mes más 4.295 euros para gastos generales. Hay que añadir 17.500 euros mensuales para asesores y personal junto a dietas etc.

Muchos expertos coinciden en que la verdadera ¿única? utilidad del Parlamento Europeo es garantizar un puesto bien retribuido a los políticos que cada país necesita “aparcar” lejos del escenario nacional = un cementerio de elefantes…BIEN PAGADO!

Ha quedado claramente demostrado que España va por libre y que su justicia tiene otro idioma que no se entiende con Bruselas ni con Estrasburgo … ¿Qué hacemos en Europa?
Ya lo dijo Groucho Marx: Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cuatro años!

Mark de Zabaleta

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