viernes, 15 de junio de 2018

¿A quién va usted a creer?




La fulminante salida de Màxim Huerta demuestra que algo está cambiando en la política española. Si antes fue la dimisión de Cifuentes por las presuntas irregularidades de su máster unido al hurto de las cremas, ahora le toca al Ministro de Cultura por su curiosa manera de ver la fiscalidad. Y todo el mundo sabe lo que dijo Pedro Sánchez tras conocerse el caso Monedero: "Si tengo en mi dirección a un responsable político que crea una sociedad interpuesta para pagar la mitad de los impuestos que le toca pagar, esa persona al día siguiente está fuera", que ahora se han convertido en toda una referencia. Es positivo que así sea, porque, si fue bien visto al líder socialista por su firmeza ante las trampas fiscales de Monedero, ahora ha dejado claro que esa intolerancia para con la dudosa ética del que entonces era uno de líderes de Podemos, haya sido aplicada contra la tentación de tolerar la dudosa ética de quienes utilizan o han utilizado la ingeniería fiscal a la hora de pagar sus impuestos, que son los de todos los españoles.
Porque, aunque sean muchos, los actores, deportistas, músicos, escritores o periodistas, que han camuflado una parte de sus ingresos en esas sociedades, no deja de ser un gesto egoísta que nada tiene que ver con la ética exigible a cualquiera, pero ciertamente más a quien se pone a las órdenes de un gobierno que quiere tener la defensa de la honradez como estandarte.
Lo que parece claro es que el gobierno de Pedro Sánchez está consiguiendo el objetivo electoral para el que ha sido diseñado. Ciudadanos ya no parece la clara alternativa que quería representar ante el fin de la era Mariana, y Podemos ya no parece la solución del ala izquierda del Congreso. Y las encuestas parecen confirmar el desafío del Ave Fénix socialista.
Porque dimisión de don Mariano deja abierta la lucha por el centro. En Génova es el momento del ruido de sables, y los famosos jarrones chinos buscan su lugar en medio de esta caída. Sin responsable, sin programa y sin partido, esta derecha necesita recentrar su proyecto para ilusionar a los suyos. Para conseguir reinventar el gran “centro derecha" de Aznar, el Partido Popular debería revisar muchas cosas.
Han sido muchos años de libre albedrío que se han saldado con una clara imagen de corrupción, y no es fácil recomponer una estampa de partido honesto … algo que Sánchez ha querido poner en evidencia.

Como dijo Groucho Marx: “¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”

Mark de Zabaleta

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