viernes, 21 de octubre de 2016

Tener la razón en un debate...





El filósofo William Leibnitz acudía con frecuencia a la universidad para sostener apasionados y polémicos debates con estudiantes y profesores, siempre en latín.
Durante algunas de sus últimas comparecencias, Leibnitz observó que un zapatero de su barrio acudía regularmente como oyente.
Un día su curiosidad le llevó a preguntarle si conocía el suficiente latín como para seguir el hilo de aquellas grandes discusiones culturales.
No, contestó el zapatero, de latín no sé nada, ni pienso aprenderlo. Yo sólo vengo a ver cómo discuten ustedes.
Pero, si no sabe latín, ¿cómo puede saber quién tiene razón en las discusiones?, preguntó el filósofo muy extrañado.
Eso es muy sencillo, respondió el zapatero, cuando oigo que alguien grita mucho sé con seguridad que no tiene razón.
Este breve relato nos puede dar alguna pauta sobre los múltiples debates políticos que actualmente son noticia. Muy comentado el enfrentamiento subido de tono entre Hillary Clinton y Donald Trump, también es de aplicación estudiar el nivel de enfrentamiento en otros escenarios.
El Comité Federal del PSOE fue un claro ejemplo, que acabó como el rosario de la aurora. Y el Congreso Federal puede ser incluso más animado.
Como dijo Noel Clarasó: “Muchos gritan y discuten hasta que el otra calla. Creen que le han convencido. Y se equivocan siempre” ...
Y Enrique Jardiel Poncela: “Todos los hombres que no tienen nada importante que decir hablan a gritos” ...


Mark de Zabaleta


3 comentarios:

MarianGardi dijo...

Magnifico árticulo.
Cada persona se califica o descalifica por sus palabras.
Me ha gustado leer esta entrada.
Un abrazo y gracias por tu presencia en mi blog amigo

Antonio Fernández López dijo...

En realidad lo que expones no son más que verdades que nos indican que el lugar en el que estamos no es envidiable precisamente. Y Rajoy frotándose las manos porque ve la presidencia del gobierno al alcance de sus manos. Un abrazo

igoa dijo...

Esta entrada tuya me ha hecho sonreir con el recuerdo de una argumentacion entre un amigo mio indio y un italiano cargado de razones...
El europeo esgrimia sus argumentos con furia y el otro suavemente movia la cabeza de un lado para otro...
"Es que no queria insultarle haciendole ver su error" Y alli me quede con la boca abierta.
Saludos