Mariano José de Larra (1809-1837), escritor y
periodista que, dentro de romanticismo, es el máximo exponente del costumbrismo
crítico de la sociedad española. Es famoso su artículo “Vuelva usted mañana”,
que explica claramente el funcionamiento de la Administración Pública…
Hoy hablaremos de la tercera hija de Larra, Baldomera Larra Wetoret, que tenía
cuatro años cuando su padre se pegó un tiro en la cabeza. El desgraciado suceso
no impidió que llegara a casarse con Carlos de Montemayor, médico de la Casa
Real de Amadeo de Saboya. Sin embargo, pasó de disfrutar una vida acomodada a
encontrarse en una delicada situación económica, cuando fue abandonada por su
marido: Amadeo de Saboya regresó a Italia, y cuando Alfonso XII ascendió al trono,
el médico, muy marcado políticamente, decidió huir, yéndose a Cuba.
Baldomera, que prefirió quedarse en Madrid, sola, y a
cargo de sus tres hijos, tuvo que agudizar el ingenio para salir adelante.
Teniendo que pedir dinero prestado a fiadores y
prestamistas, acabó aprendiendo muy bien este negocio. Con el conocimiento
acumulado, en la primavera de 1876, y movida por la necesidad, funda la Caja de Imposiciones, un banco
fantasma (hoy podríamos hablar de uno virtual) …
La noticia de que la hija de Larra multiplicaba los
reales (Euros de aquella época) corrió de boca en boca y sus clientes, en su
mayoría pequeños ahorradores, llegados incluso desde los pueblos cercanos a la
capital, acudieron al reclamo de su Caja fantasma, que ofrecía pingües beneficios,
de un real por cada duro depositado. Pero, en realidad, lo que había implantado
era un método de inversión que más tarde sería el origen de los famosos esquemas
de Ponzi…la estafa piramidal.
Baldomera no se escondía, era una mujer amable y
simpática, con una actividad conocida por todo el mundo. Llegó a ofrecer intereses de
hasta el 30% mensual por cada duro invertido, sin más garantía que un
papel donde apuntaba el nombre del inversor y la cantidad depositada. Y eso
que todavía no existían las criptomonedas…
Para hacer frente a los pagos, recurría al dinero que
le daban los nuevos inversores.
Este negocio, que hoy conocemos como estafa piramidal,
se vio favorecido entonces por la nueva legislación. De hecho, desde mediados
de siglo, este tipo de actividades económicas empezaron a ser cada día más
populares.
No duró mucho el negocio, pues la burbuja estalla en
diciembre de 1876, cuando la propia Baldomera Larra se da cuenta de que no va a
poder seguir haciendo frente a los pagos como estaba haciendo hasta entonces, y
cuando empiezan a circular rumores sobre la falta de solvencia de la
prestamista. Se que un carbonero se presentó en su casa reclamándole sus
ahorros y Baldomera le pagó de inmediato. Pero el incidente desató en ella el
pánico a una quiebra inminente si los clientes empezaban a retirar sus
depósitos.
Al día siguiente, la usurera se dejó ver en el palco
del teatro de La Zarzuela, pero antes de que terminara la representación se dio a la fuga a Suiza.
Esto
es un pequeño avance de lo que puede depararnos la ambición y lo que nos cuenta
un buen amigo convencido. Y hablaremos del derrumbe de la plataforma FTX
(criptomonedas), que ha dejado más de un millón de estafados en todo el mundo,
muchos de ellos en España.
Como
dijo Galbraith:
“El
dinero es algo muy singular. Le da al hombre tanta alegría como el amor y tanta
angustia como la muerte”...
Mark
de Zabaleta