viernes, 9 de junio de 2023

En el nombre de ellas (Vean este documental)


 

Al final la Justicia condenó al fotógrafo donostiarra (también dentista), José Juan Cabezudo, conocido como Kote Cabezudo, como autor de delito de violación, otro de abusos sexuales, seis de pornografía infantil y dos de estafa a modelos. El caso se pasó años enterrado y ocultado, hasta que, por fin, Netflix ofrece este verdadero drama.

El trayecto recorrido tanto por los creadores de la cinta, como por sus protagonistas, mujeres víctimas de abusos y agresiones sexuales, ha sido lo más parecido a una odisea. Estaba previsto que el gigante audiovisual Disney+ estrenase la cinta, en la que se contaba todo sobre un caso no del todo conocido. Todo sobre un hombre de alto estatus y mejores contactos políticos y…cuyo control sobrepasaba los límites, y aprovechaba su situación para abusar de mujeres…que querían ser modelos.

Pero ni Disney se atrevió a contar esta gran verdad. Ha sido Netflix la que compró los derechos.

“La justicia, aunque anda cojeando, rara vez deja de alcanzar al criminal en su carrera”.

(Horacio)

Y la justicia ha cojeado, y mucho, en este caso. Porque el gran monstruo de esta tragedia es el inicial fracaso del sistema judicial. Un sistema que parece susurrar: “Tú sabías a lo que ibas, bonita, no me cuentes que solo ibas a cumplir dieciséis. Tú volvías porque querías, no me digas que te amenazaban con colgar en webs tus vídeos y fotos. Tú, que querías ser modelo” … Y las víctimas eran chantajeadas una y otra vez por un delincuente al que nadie (ni la justicia) paraba los pies.

Vean el documental y tendrán una clara opinión de cómo funcionaba la cruda realidad.

La gran pregunta que todos se harán es si esa jueza de instrucción sigue en la carrera judicial… ¿Impartiendo “justicia”?

Ya lo dijo Platón: “Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte” …

Y este documental lo expone claramente…

 

Mark de Zabaleta

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 3 de junio de 2023

El origen del pentagrama musical...


 El origen del pentagrama en el que se representan las notas musicales y sus sonidos tiene una explicación realmente curiosa.

Fue en el siglo X que comenzaron a usarse líneas para señalar con cierta exactitud la altura de los sonidos musicales. En un principio se usó una línea roja trazada sobre el texto escrito en el pergamino señalaba el sonido Fa y servía como referencia para los demás sonidos; luego, se añadió una segunda línea de color amarillo que representaba un DO. Finalmente, el monje benedictino Guido D ́Arezzo (995-1050) añadió otras dos líneas más creando el tetragrama o pauta de cuatro líneas (antecedente del pentagrama) que permitió representar con más precisión la altura de la notas, su duración y hasta cierta división en compases.

Fue en el siglo XIII cuando Ugolino de Forlí añadió una quinta línea y se creó el pentagrama definitivo, basado en los parámetros que ideó D’Arezzo. Sin embargo, éste no fue aceptado en la mayor parte de Europa hasta avanzado el siglo XV.

El uso de esta pauta musical se generalizó en Francia en el siglo XVI y se asentó definitivamente en toda Europa a partir del siglo XVII.

Pero esto, que hoy nos parece tan elemental, consistió en dar un nombre a cada uno de los sonidos de la escala, y tiene su verdadero origen en el famoso “himno de san Juan” de Guido de Arezzo que dice:

UT queant laxis

REsonare fibras

MIra gestorum

FAmuli tuorum

SOLue poluti

LAbii reatum

Sancte Ioannes

A la sílaba inicial de cada verso corresponde en la pauta un sonido de diferente altura y, en su conjunto, forman los sonidos fundamentales de nuestra escala (do, re, mi, fa, sol, la…). La denominación de UT (nuestro DO actual), y se conserva vigente en Francia.

El sonido correspondiente a la nota SI fue incorporado con posterioridad.

El hecho de dar a cada sonido un valor temporal en relación con los que le acompañan, la duración, mensuración, empezó a estructurarse en el pentagrama como una incipiente disciplina a lo largo del siglo XIII.

 

Mark de Zabaleta