Niccolò Paganini nació en Génova el 27 de octubre de 1782 y falleció en Niza el 27 de mayo de 1840. Se le considera el mejor violinista que haya existido.
Nació en una época de muchas supersticiones. Cuando Paganini era muy pequeño, su padre, Antonio Paganini, se dio cuenta de su gran talento y le dio clases de violín. Como tenía los dedos y los brazos más largos de lo normal, ello le permitía hacerse construir un arco más largo y abarcar más espacio en las cuerdas; y sus interpretaciones eran espectaculares. A los 9 años dió su primer concierto en el que interpretó una obra propia e impresionó tanto al público que éste recogió fondos para que fuera a estudiar con un profesor de prestigio: Allesandro Rolla, en Parma. Cuando Rolla le escuchó tocar le dijo que él no tenía nada que enseñarle.
Ya desde 1812 se le consideraba un virtuoso del violín demostrando su talento como compositor e intérprete al incluir nuevas técnicas que parecían imposibles y endiabladas.
Entre 1829 y 1831 se reunió con Goethe, Heine y Schumann. Después empezó a viajar por Inglaterra, pero su fama hacía muy caro poder asistir a sus conciertos … Aun así, la gente hacía todo lo posible por verle tocar, pues aparte de ser un violinista prodigioso, tenía una forma muy peculiar de tocar por su conformación biológica especial y por su muy particular manera de interpretar …
Sus obras más importantes son: los conciertos para 1 y 3 de violín N°1 y Nº3 "La campanella" y sus caprichos. Estos últimos inspiraron a compositores como Liszt, Brahms y Rachmaninov. El “movimiento perpetuo” de Paganini es una genialidad.
En su juventud, como de niño había sido pobre, el dinero lo malgastaba en juego y mujeres, sin dejar de comprar buenos violines; Stradivarius y Amati …
Se dice que tuvo muchas amantes, entre ellas Elisa y Paulina, hermanas de Napoleón Bonaparte; pero finalmente se casó con la bailarina Antonia Bianchi, madre de su hijo Aquiles (que fue quien recopiló toda la obra de su padre). La gente no sabía que no dudaba en ayudar a quien le hiciera falta, como a Berlioz, a quien acababa de conocer. Le dio un cheque por valor de veinte mil francos, para ayudarle a salir de su penuria económica.
Dada su frágil naturaleza, tuvo varias enfermedades. Tenía tos, debilidad y molestias digestivas a causa de un extreñimiento crónico. Para calmar estos síntomas recibió “calomel”, un laxante con gran cantidad de mercurio. Paganini abusó de este medicamento y sus síntomas se fueron haciendo más graves y molestos a causa del mercurio, y empezaron a complicarse desde sus 36 años hasta el fin de sus días. En 1831 comenzó a padecer una disfonía que se completó en 1837, quedándose completamente mudo. Finalmente falleció en 1840 a causa de todos estos síntomas desarrollados.
“Nadie pregunta si se ha oído a Paganini, sino si se le ha visto” (Paganini)
Mark de Zabaleta
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