La fulminante salida de Màxim Huerta demuestra que algo está cambiando en la política
española. Si antes fue la dimisión de Cifuentes por las presuntas
irregularidades de su máster unido al hurto de las cremas, ahora le toca al
Ministro de Cultura por su curiosa manera de ver la fiscalidad. Y todo el mundo
sabe lo que dijo Pedro Sánchez tras conocerse el caso Monedero: "Si
tengo en mi dirección a un responsable político que crea una sociedad
interpuesta para pagar la mitad de los impuestos que le toca pagar, esa persona
al día siguiente está fuera", que ahora se han convertido en toda
una referencia. Es positivo que así sea, porque, si fue bien visto al líder
socialista por su firmeza ante las trampas fiscales de Monedero, ahora ha
dejado claro que esa intolerancia para con la dudosa ética del que entonces era
uno de líderes de Podemos, haya sido aplicada contra la tentación de tolerar la
dudosa ética de quienes utilizan o han utilizado la ingeniería fiscal a la hora
de pagar sus impuestos, que son los de todos los españoles.
Porque,
aunque sean muchos, los actores, deportistas, músicos, escritores o
periodistas, que han camuflado una parte de sus ingresos en esas sociedades, no
deja de ser un gesto egoísta que nada tiene que ver con la ética exigible a
cualquiera, pero ciertamente más a quien se pone a las órdenes de un gobierno
que quiere tener la defensa de la honradez como estandarte.
Lo
que parece claro es que el gobierno de Pedro Sánchez está consiguiendo el
objetivo electoral para el que ha sido diseñado.
Ciudadanos ya no parece la clara alternativa que quería representar ante el fin
de la era Mariana, y Podemos ya no parece la solución del ala izquierda del Congreso.
Y las encuestas parecen confirmar el desafío del Ave Fénix socialista.
Porque dimisión de don Mariano deja abierta la lucha
por el centro. En Génova es el momento
del ruido de sables, y los famosos jarrones chinos buscan su lugar en medio
de esta caída. Sin responsable, sin programa y sin partido, esta derecha
necesita recentrar su proyecto para ilusionar a los suyos. Para conseguir
reinventar el gran “centro derecha" de Aznar, el Partido Popular debería revisar
muchas cosas.
Han
sido muchos años de libre albedrío que se han saldado con una clara imagen de
corrupción, y no es fácil recomponer una estampa de partido honesto … algo que
Sánchez ha querido poner en evidencia.
Como
dijo Groucho Marx: “¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”
Mark
de Zabaleta
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