viernes, 20 de marzo de 2020

De la peste negra al coronavirus ...




Según relata el notario italiano Gabriel de Mussis, en 1346 una gran epidemia de peste, que se había originado en el interior del continente, empezó a mermar las hordas del kan mongol que atacaba a los genoveses asentados en Caffa (Crimea). Los guerreros mongoles, con la piel amoratada, fallecían con rapidez entre fiebres súbitas y pútridos bubones (ganglios infectados), que crecían sobre sus ingles y sus axilas. Parecía como si la cólera divina hubiera desencadenado la epidemia sobre los infieles.
“Los asaltantes colocaban los cadáveres sobre las máquinas de asedio y los lanzaban a la ciudad amurallada. Los cuerpos de los muertos fueron arrojados por encima de las murallas, por lo que los cristianos, a pesar de haberse llevado el mayor número de muertos posible y haberlos arrojado al mar, no pudieron ocultarse ni protegerse de aquel peligro. Pronto se infectó todo el aire y se envenenó el agua, y se desarrolló tal pestilencia que apenas consiguió escapar uno de cada mil”, escribe este notario sobre la plaga de 1348.
Aunque hoy sabemos que el relato de De Mussis es figurado, y que la peste no se contagia a través de los cadáveres, para muchos historiadores aquel fue el primer caso de guerra bacteriológica de la historia. Era la peste bubónica (negra) …
Y la peste tiñó de negro toda la geografía europea en pocos años, desde los territorios rusos hasta la península ibérica, pasando por las islas británicas y los países nórdicos. Solo Islandia, muy aislada del continente, y Finlandia, escasamente poblada y poco activa comercialmente, consiguieron eludirla.
Analizando los diversos escritos de la época, con datos muy diversos, se estima que la mortalidad causada por la peste se situaría cerca del 60%, lo cual arroja cifras realmente espectaculares, teniendo en cuenta que la población europea era entonces de unos ochenta millones de habitantes.
El hombre medieval podía explicarse de tres formas el ataque de una epidemia como la de la peste. Desde un punto de vista científico, acudiendo a la teoría errónea de los miasmas (contagio a través de los cadáveres) y la corrupción del aire; desde un punto de vista divino, entendiéndola como un castigo de Dios por sus pecados; y desde un punto de vista humano, culpando a algún grupo social marginal de una conspiración o envenenamiento.
Ciertamente el mundo ha sufrido muchas otras pandemias (viruela, cólera, gripe española, gripe rusa, gripe asiática, sida etc.) con millones de muertes, pero, a pesar de que no sea siempre perfecta la actuación política, la pandemia del coronavirus se puede controlar en nuestros tiempos. Y no serán los cuatro años (1347 a 1351) que duró la peste negra con sus 200 millones de muertos. La comunicación, las redes sociales y la preparación y medios son la clave en el siglo XXI.
“Dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan” ...
(Camille Sée) 

Mark de Zabaleta

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