Angus Deaton, premio Nobel de Economía por “su análisis sobre el consumo, la pobreza y el bienestar”, Catedrático de la Universidad de Princeton (EE UU), matemático de formación y economista “diferente”, ha sido siempre un Keynesiano convencido.
Y Deaton pertenece al numeroso grupo de economistas que han atacado directamente las políticas de austeridad. En sus diversos estudios y artículos, este profesor critica abiertamente el sistema con el que los países periféricos de Europa (incluida España), han obedecido las directrices de Bruselas para tratar la crisis económica y avisa sobre sus alarmantes consecuencias. “Todos quisiéramos ser felices, pero una gran parte del mundo está hoy preocupada porque los programas de austeridad que muchos países padecen y que nos harán infelices, quizá durante bastantes años”, señala Angus Deaton, añadiendo… “reducen ingresos, recortan beneficios y destruyen empleos”. Y su crítica directa se ha centrado claramente en la desigualdad. La clave de su trabajo analiza cómo las reformas impositivas afectan a la asignación de recursos de los consumidores.Y la pandemia más la guerra de Ucrania lo han terminado de estropearlo todo. Y qué decir de la enfermiza obsesión por una inflación que los propios políticos han propiciado (electricidad y crudo...)
Porque el economista John Maynard Keynes ya escribía en su carta a Roosevelt de diciembre de 1933 "la prioridad está en otorgar crédito para el gasto bajo los auspicios del gobierno. Una preferencia estaría en obras que pueden madurar rápidamente y en gran escala, como la rehabilitación de la red ferroviaria. En segundo lugar, yo colocaría el crédito barato y abundante, así como la reducción de la tasa de interés de largo plazo a través de la intervención de la Reserva federal". Y poco le importaba la inflación.
Ochenta y cinco años después, la carta de Keynes a Roosevelt mantiene una vigencia esclarecedora. Mientras la peor crisis en la trágica historia del capitalismo se sigue sufriendo por muchos ciudadanos, los poderes establecidos aprovechan la coyuntura para arremeter contra lo que queda del estado de bienestar. El colapso actual tiene sus raíces en el estancamiento de los salarios reales en las principales economías capitalistas del mundo. La mala distribución del ingreso ha llevado a un sobre endeudamiento de las clases trabajadoras. Y ahora, en una brutal recesión en la que todos los agentes están empeñados en desendeudarse, nadie quiere aumentar sus pasivos y cualquier ayuda en forma de subsidios fiscales se utiliza para pagar deudas, lo que no contribuye a incrementar la demanda. Keynes propuso el lanzamiento de un vasto programa de obras públicas.
¿Recuerdan las promesas electorales que hicieron los partidos “progresistas”?
“La agricultura se ve fácil cuando el arado es un lápiz y se está a mil millas del campo de maíz” ... (Eisenhower)
Mark de Zabaleta
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