El dilema del tranvía es un experimento mental en ética, ideado por Philippa Foot y analizado extensamente por Judith Jarvis Thomson y, más recientemente, Peter Unger. Problemas similares han sido tradicionalmente tratados en derecho penal y, algunas veces, regulados en los códigos penales, también en derecho civil. Un ejemplo clásico de esos problemas es conocido como la tabla de Carnéades, elaborado por Carnéades para atacar la inconsistencia de las teorías morales estoicas.
Se trata de analizar lo que sucede si un tranvía corre fuera de control por sus railes a toda velocidad. Es imposible detenerlo porque los mandos están bloqueados.
En su camino se hallan cinco personas atadas a la vía por un filósofo malvado. Y aquí comienza a dibujarse el problema. ¿Cuál es la elección más acertada?
Porque, afortunadamente, todavía es posible accionar un botón que encaminará al tranvía por una vía diferente, en la que, por desgracia, hay otra persona atada a ésta. ¿Debería pulsarse el botón?
La mayoría de los que consideran este problema creen que está permitido accionar el interruptor. Es la vida de una persona contra la de cinco. ¿La decisión puede estar condicionada por el rango de la persona atada en la vía alternativa?
La lógica no siempre coincide con la elección más coherente …
La mayor parte de quienes se enfrentan a esta disyuntiva siente que, no sólo es una acción permitida, sino también la mejor opción moral en este caso, siendo la otra no hacer nada.
Por supuesto, un cálculo utilitarista justifica esta decisión, aunque los no-utilitaristas también suelen mostrarse a favor de la misma.
Este Dilema del Tranvía es lo que le sucede a Pedro Sánchez. Tomar decisiones rápidas ante situaciones de emergencia. Su gestión del Covid, la dramática subida de la electricidad, cuando su producción en España no es tan cara, las decisiones sobre la guerra en Ucrania (gran solución la de echarle la culpa de lo de la electricidad a Putin), y no vamos a entrar en el tema del espionaje con Pegasus …
¿Ha sabido tomar decisiones?
“El Congreso tiene tres misiones. Una, pasar leyes. Otra, impedir que pasen. Pero la más importante consiste en asegurar que los asuntos se alarguen siempre indefinidamente, que nada se resuelva por completo, que la agenda esté llena de temas pendientes” … (Carlos Fuentes)
Mark de Zabaleta
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