Desde su llegada a Londres en 1849, Marx tuvo tiempo para consagrarse a El capital…un borrador que había iniciado un par de años antes.
Para Marx la clave del capitalismo era la explotación como fuente de beneficios y de crisis. Y, en Londres, desde 1849 pudo trabajar en un borrador que estaba preparando.
Durante treinta años visitando cada día la biblioteca del British Museum escribirá infinidad de notas y bosquejos…preparando una ingente cantidad de apuntes.
Estaba claro que, con el tiempo, se producen conflictos entre la superproducción y la incapacidad de las economías para absorberlas (la Ley de Say de la economía clásica por la que toda oferta genera su propia demanda quedaba en entredicho).
Leyó a los economistas clásicos…y retomó en lo esencial el enfoque de David Ricardo sobre el trabajo incorporado: las horas de trabajo necesarias para proporcionar los medios de subsistencia a la mano de obra, y permitir su sustitución en la siguiente generación, era lo que determinaba el valor del trabajo (no cualificado).
Será Engels quien le convence para que entregue sus manuscritos, una parte de ellos, y publicar así, en 1867, un primer volumen de El Capital, iniciado veinte años antes.
Los volúmenes siguientes, dedicados a las crisis, quedarán en estado de borrador…el segundo en 1885 y el tercero en 1894, tras la muerte de Karl Marx en 1883...fue Engels, su amigo, quien los publicó.
Pero Marx siempre conservó dos ideas clave de Hegel:
- La de una “razón” en la historia, una permanente transformación que se pliega a las oscuras e implacables leyes del capital.
- La Dialéctica, una confrontación y lucha entre contrarios (clases)
Aunque Marx pasó del idealismo de Hegel a convertirse al materialismo, el fondo de su pensamiento siempre está ahí.
Fue Georgi Plejánov en la Rusia de Lenin quién acuñó la denominación de “materialismo histórico dialéctico”.
"Las revoluciones son las locomotoras de la historia".... (Karl Marx)
Mark de Zabaleta
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