El Comprehensive Economic and Trade Agreement (CETA) es un acuerdo
amplio y ambicioso, en teoría muy positivo para la UE (Alemania) y para Canadá,
y que entrará en aplicación lo antes posible…digamos lo que digamos en España.
Existe una gran oposición
al mismo tanto desde la izquierda como desde la derecha, por la pérdida de soberanía nacional, la
creación de entidades “supranacionales” de resolución de conflictos entre
empresas y Estados y por las diferentes regulaciones entre la UE y Canadá en ámbitos como el laboral o el medioambiental…
Porque la cruda realidad, es que la CETA, que destruirá mucho empleo,
beneficia directa y exclusivamente a las grandes empresas…principalmente
alemanas. Porque nuestras PYMES venden casi todo dentro de la UE, mientras
las industrias supranacionales podrán olvidarse de las regulaciones de los
países en los que venden, ya que podrán apoyarse en sus regulaciones locales. Un
chollo.
Existe un interesante
artículo de Keynes, poco conocido,
que puede servir de referencia para nuestra política económica y que se
titulaba: La Autosuficiencia Nacional,
escrito en 1933 y publicado en la Yale Review, en plena crisis en
Inglaterra. Ya no estaba “persuadido de que los beneficios económicos de la
división internacional del trabajo sean comparables a lo que fueron”, aunque un
nivel elevado de especialización internacional continuaba siendo necesario en
un mundo racional.
Sin embargo, para una
gama de más en más extendida de productos industriales, e incluso agrícolas, Keynes no creía que las pérdidas
económicas debidas a la autosuficiencia “sean superiores a las ventajas” que
pueden obtenerse en el marco de una misma organización económica y financiera
nacional. Y proclamaba: “Produzcamos en
nuestro país cada vez que sea razonable y prácticamente posible, y, sobre todo,
hagamos lo necesario para que las finanzas sean nacionales”.
El verdadero objetivo del
CETA (como el del TTIP) es cambiar la legislación europea y lograr que las
grandes empresas canadienses y estadounidenses entren sin problemas en el mercado
UE evitando las restricciones legales a sus productos. Los alimentos transgénicos, permitidos en Canadá, pero prohibidos en
Europa, son uno de los grandes riesgos que nos traerá este peligroso acuerdo
CETA.
Y la competencia será tan
dura… que llevará a muchas pequeñas empresas españolas a la quiebra. Porque,
como dijo Adam Smith, el padre de la Ciencia Económica:
“Un jardinero que cultiva
su propio jardín, con sus propias manos, une en su persona los tres personajes,
de propietario, agricultor y obrero. Su producción, por lo tanto, debe rendirle
la renta del primero, la ganancia del segundo y el salario del tercero” ...
Mark
de Zabaleta
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